
En el marco del SLAM TB 2025, que comenzó ayer, la Dra. Gabriela Amaya, directora técnica del Programa Nacional de Tuberculosis, presentó los avances y desafíos del país en materia de prevención, diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis. La instancia reunió a actores técnicos, equipos de salud y organizaciones vinculadas al control de la enfermedad en la región.
Situación epidemiológica: aumento sostenido y fuerte impacto social
Durante su presentación, la Dra. Amaya informó que en 2024 Uruguay alcanzó una tasa de incidencia de 38 casos por 100.000 habitantes, con un estimado de 1.600 personas afectadas por TB en el año. Montevideo sigue siendo el departamento más comprometido, concentrando el 59% de los casos, especialmente en los Municipios A, D y F.
Asimismo, se observa un incremento de la enfermedad en niñas, niños, adolescentes y adultos jóvenes, reflejo de una mayor transmisión comunitaria. En 2024 se reportaron 128 casos en menores de 15 años, un 66% más que el año anterior.
Poblaciones vulnerables: un eje prioritario para la respuesta sanitaria
La tuberculosis continúa asociada a condiciones de vulnerabilidad social. En su informe, la directora del PNT destacó la elevada incidencia en:
- Personas en situación de calle
- Personas privadas de libertad
- Personas que viven con VIH
- Contactos de casos de TB
Estos grupos presentan además mayores tasas de abandono de tratamiento y barreras en el acceso sostenido a los servicios de salud.
Diagnóstico, tratamiento y prevención: avances y áreas críticas
Uruguay recuperó niveles de estudio bacteriológico previos a la pandemia, con más de 35.000 muestras procesadas en 2024, y sigue ampliando el uso de pruebas moleculares rápidas como primera muestra diagnóstica, que ya alcanzan el 62% de los casos (superior a la región de las Américas), aunque la meta es del 100%
En relación con el tratamiento preventivo, el país avanza con la utilización del esquema acortado basado en una dosis semanal de antibióticos durante 3 meses.
Sin embargo, persisten desafíos asociados a la pérdida de seguimiento, especialmente en personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica, lo que impacta directamente en la morbimortalidad.
Desafíos estratégicos para el país
La presentación destacó cuatro áreas prioritarias para el fortalecimiento de la respuesta nacional:
1. Diagnóstico precoz
Mejorar el tamizaje y la búsqueda activa en territorios con alta incidencia y en poblaciones de mayor riesgo, consolidando la expansión de pruebas moleculares rápidas.
2. Apoyo al tratamiento
Fortalecer las prestaciones sociales vinculadas al tratamiento y mejorar la articulación interinstitucional para disminuir pérdidas de seguimiento.
3. Prevención
Ampliar el acceso a tratamientos preventivos y continuar incrementando la finalización de estas terapias.
4. Trabajo interinstitucional
Reforzar las redes territoriales y sectoriales para abordar la enfermedad desde una perspectiva integral, incluyendo sus determinantes sociales.



